“Ser autónomo es poder mostrarse al mundo tal y como se es, con responsabilidad frente a los demás y sin máscaras para esconderse. Aquel que es autónomo se reconoce y se acepta, potenciando sus capacidades y atendiendo sus limitaciones con la convicción que de sus fortalezas nacen posibilidades para tener éxito en la vida.”
Hace unos dias, durante una reunión con colegas, comentábamos que muchos niños y niñas, con quienes trabajamos, dan pocas muestras de autonomía en el quehacer cotidiano y era algo que observábamos en la escuela como tambien durante la consulta.
¿Cuantas veces, por el apuro, o poca paciencia para esperar el tiempo de nuestros pequeños, hemos terminado haciendo las cosas por ellos?
El secreto está en saber que tareas y logros corresponden con la edad de nuestros niños y permitirles ensayar y equivocarse para poco a poco ir aprendiendo a actuar conforme se espera. Cuando son pequeños, pongamos especial atención a actividades de autovalimiento como ponerse los zapatos, cambiarse de ropa, tomar sus alimentos, hábitos de higiene, ordenar sus juguetes, etc; poco a poco incorporaremos nuevas responsabilidades como revisar el horario de clases para el día siguiente, verificar los útiles necesarios en su mochila, ordenar sus espacio pesonal (dormitorio, closet) y asi paulatinamente hasta llegar a la adolescencia, etapa en la que estará preparado para llevar a cabo su proyecto de vida, organizando sus actividades, eligiendo entre sus intereses y asumiendo un rol protagónico en cumplimiento de sus responsabilidades sin descuidar el entretenimiento sano.
La autonomia se refuerza con aprendizajes a tiempo; sólo necesitamos calma, mucho ánimo y confianza en que nuestros pequeños y no tan pequeños serán capaces de hacer y deshacer. Anímate y anímalo a crecer, cada nueva etapa es un desafió para ser mejor.
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